El Alcázar de Toledo
La construcción de este hermoso edificio inició en el siglo IX, cuando los árabes dominaban la Península Ibérica. Su nombre deriva de "Al Qasar" o "fortaleza" y bien representa lo que lo caracterizó desde el inicio.
Ubicado sobre terreno rocoso, en la parte más alta, es tal vez el edificio más representativo de la ciudad, con sus cuatro torres, que fueran agregadas en el siglo XVI al elegante cuerpo que tuvo desde el inicio.
Aunque fue construido como fortaleza, con el curso de los años llegó a ser "residencia regia", donde habitaron viudas de reyes.
Toledo es conocida como la "ciudad de las tres religiones" ya que durante siglos convivieron armoniosamente cristianos, musulmanes y judíos.
En la ciudad se encuentran vestigios de estas tres religiones y sus edificios de culto, pero también de su época romana (193 A.C.) cuando ahí fuera construido un circo romano que aún no ha sido oficialmente excavado pero cuyas partes más altas están a la vista de quienes lo visiten.
Toledo albergó a la Corte Española hasta mediados del siglo XVI cuando se mudó a Madrid, despojándola del título de capital del reino. Fue en Toledo donde vivieron los Reyes Católicos y donde se creara en el siglo VI se reconociera la religión católica como la oficial del reino, dominado por los musulmanes. Es considerada una ciudad medieval que aun transmite historias de señores feudales, reyes y cruzados.
En Toledo se desarrolló una interesante industria metalúrgica que se caracterizó por la producción de espadas y cuchillos de alta calidad, armas principales de combate en siglos pasados. Esta industria sigue existiendo y creando lo que ahora es principalmente considerado souvenir, junto con piezas características de la cerámica local.
Los edificios de culto que mantienen preponderancia son los católicos, entre los que destaca la Iglesia de Santo Tomé, que a su entrada muestra la impresionante muestra pictórica de uno de sus residentes más conocidos, El Greco: El entierro del Conde de Orgaz, pintura al óleo de casi cinco metros de altura, creada en el siglo XVI, llena de gran simbolismo a través de sus intrincadas imágenes, divididas en el cielo y la tierra.
Aunque Toledo vivió tiempos de gloria, su belleza e inmensa y larga historia se reflejan en cada rincón. Si la oportunidad lo permite, es bueno considerar un día completo para conocer no solo los lugares más icónicos sino también los poco conocidos, como por ejemplo la Biblioteca de Castilla La Mancha y el Museo del Ejército, ambos con sede en el mismo Alcázar.