El café de los espejos
Al conocer una nueva ciudad, es ideal saber por adelantado cuáles son los lugares donde los locales disfrutan de un rato de descanso para, simplemente, disfrutarla.
En El Cairo, Egipto, el Café de los espejos, es uno de esos lugares donde, por siglos, los locales y visitantes se relajan por un rato, viviendo la esencia de la ciudad, al punto de haberse convertido en uno de sus puntos de referencia, para propios y extranjeros.
Su nombre oficial es Qahwat al-Fishawi (Café El Fishawy) y se ubica en el corazón de la zona musulmana de El Cairo.
El café se encuentra dentro del laberíntico bazar Khan El Khalili, creado en el año 1511 D.C., y es desde hace años el lugar preferido de los turistas que buscan adquirir especias y souvenirs.
A pocos metros se encuentra la entrada principal a la Mezquita Al-Hussein, inaugurada en el año 1154 D.C. y que se mantiene activa.
También está muy cerca de la Universidad Al-Azhar, fundada en el año 975 D.C., para la enseñanza del Corán y que, recién a mediados del siglo XX, fuera declarada Universidad, incorporando carreras relacionadas con las ciencias.
A estas alturas podrás comprender que, debido al movimiento de peatones visitando tanto la mezquita como la Universidad - que fuera fundada como madrasa, lugar de enseñanza del Corán - no faltaría algún hábil comerciante que abriera un café en la zona.
Pues en realidad fueron un montón, pero de todos ellos, solo uno se mantiene desde su apertura, tras más de 240 años de existir: El Fishawy.
Su estilo y ambiente le han dado el sobrenombre de "El Café de los espejos" dada su recargada decoración, que, al fin de cuentas, ha sido en gran parte, la razón de su éxito.
Fundado en el año 1773 D.C., el café atiende 24/7 y se ha dado el lujo de no cerrar ¡desde su inauguración! Siete generaciones de la familia El Fishawy han estado a cargo desde entonces.
Desde entonces no solo ha atendido a miles de transeúntes anónimos, sino también a célebres intelectuales y teólogos, que lo escogieron a lo largo de los siglos como su lugar de relajación pero también de creatividad.
Su oferta es limitada, pero esto no quita que sus clientes regresen una y otra vez a disfrutar de un café, de un té de menta, agua o algún jugo natural, siempre en un ambiente muy tradicional.
Otra de las características del café es que aquí es posible aspirar shisha, lo que hace la delicia de propios y visitantes ¡toda una experiencia!
Los actuales administradores del café, sí, la séptima generación, hace énfasis en que, a pesar de haber tratado en algunas ocasiones de modernizar sus instalaciones, los mismos clientes han pedido se mantenga tal como lo conocen.
Haciendo referencia a su sobrenombre, el café está de lleno de espejos, lámparas y arañas, con paredes amarillas y desgastadas, órdenes a gritos, sencillas sillas de madera, bandejas de bronce golpeado y un ambiente único, que tenés que vivir cuando visités Egipto.
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